Directrices para el cero neto de la ISO

Estas directrices, muy bien acogidas, se lanzaron en la COP27 de noviembre de 2022. Dichas directrices intentan normalizar, a nivel mundial, el enfoque a menudo turbio y confuso para la consecución del Cero Neto, proporcionando principios rectores y recomendaciones que permitan un enfoque común y global para alcanzar las emisiones netas de GEI.

Las directrices alinean las iniciativas voluntarias y la adopción de normas, políticas y reglamentos nacionales e internacionales. En efecto, el documento ofrece orientaciones sobre lo que se puede hacer para contribuir a los esfuerzos mundiales para limitar el calentamiento a 1,5 ºC y alcanzar el objetivo de cero emisiones netas a más tardar en 2050.

A diferencia de muchas otras normas ISO con las que en NQA estamos familiarizados, como la ISO 14001 (Medioambiente), la ISO 50001 (Energía) o la ISO 14064 (Emisiones de gases de efecto invernadero), la norma no contiene requisitos, sino que se trata de un documento orientativo. 

Se pretende que el documento se utilice en combinación con vías basadas en la ciencia para establecer estrategias climáticas, que estén en consonancia con la campaña Race to Zero, respaldada por las Naciones Unidas.

Una inclusión interesante y muy valiosa es una definición mundialmente reconocida de cero neto, un término que durante algún tiempo ha creado cierta confusión: cero neto es una, "condición en la que las emisiones residuales de GEI provocadas por el hombre se equilibran con las eliminaciones provocadas por el hombre durante un periodo determinado y dentro de unos límites especificados". De este modo, el término no debe confundirse con la neutralidad del carbono, es decir, el documento se centra en las eliminaciones y no en las compensaciones.

La norma no está alineada con el Anexo SL con el que NQA trabaja en algunas normas ISO, en su lugar el marco puede resumirse de la siguiente manera:

• Las cláusulas 1, 2, 3 y 4 proporcionan el ámbito de aplicación, las referencias normativas y las definiciones habituales.

• La cláusula 5 establece los principios rectores de la red cero, para garantizar que las estrategias climáticas se establezcan de forma oportuna, alineada, creíble y transparente.

• La cláusula 6 prevé el establecimiento de los niveles y límites de la red cero.

• La cláusula 7 prevé el liderazgo y el compromiso.

• La cláusula 8 prevé la fijación de objetivos.

• La cláusula 9 prevé actividades de mitigación, incluidas algunas acciones recomendadas muy útiles para mitigar las emisiones de GEI de alcance 1, 2 y 3.

• La cláusula 10 prevé el contrapeso de las emisiones residuales de GEI, tras las actividades de mitigación. La recomendación es que se invierta en remociones de alta calidad, que pueden ser en la cadena de valor o a través de compensaciones basadas en remociones y créditos basados en remociones. Nótese el uso de "remoción" en lugar de "compensación": este documento no debe confundirse con la neutralidad de carbono.

• La cláusula 11 prevé la medición y el seguimiento de los progresos.

• La cláusula 12 prevé un mayor impacto, equidad y empoderamiento, incluida la alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.

• La cláusula 13 prevé la comunicación, la elaboración de informes y la transparencia a la hora de informar sobre el progreso hacia el objetivo de cero emisiones netas, incluida la puesta a disposición del público de la información sobre los progresos realizados.

• La cláusula 14 prevé una mejora global.

Las Directrices para el Cero Neto son un complemento muy bienvenido y pueden utilizarse junto con normas como la ISO 14064 para cuantificar e informar sobre las emisiones de GEI, la ISO 14001 para los objetivos medioambientales y la ISO 50001 para le gestión de la energía.

Si quiere conocer más sobre las Directrices para el Cero neto y combinarla con la certificación ISO 14001, ISO 50001 o ISO 14064, no dude en contactar con NQA.